Región Argentina: Liberados los compañeros acusados por el escrache a Clarín.

Luego de 5 meses de presidio los compañeros fueron puestos en libertad, abrazamos la solidaridad internacional y el apoyo que recibieron los compañeros desde todas las regiones. La lucha continua

A continuación compartimos el comunicado de la gremial de abogadxs que llevaron adelante la defensa de los compañeros:

No fue fácil al principio porque absolutamente nadie quería tomar la causa de estos presos.

Estaban acusados de atacar con bombas molotov la sede del diario Clarín en una causa en la que se los mantuvo varios meses presos solamente porque “la víctima” era Clarín.

Sin embargo, ocurrió como hemos visto decenas de veces: ni siquiera los que más enfrentan a Clarín en sus discursos fueron solidarios con estos presos y (hay que decirlo) tampoco acompañaban mucho a la Gremial.

Se trataba de JUAN GABRIEL APUD, PABLO DROZ, EMIR DORVAL ACOSTA y CRISTIAN ORIHUELA FLORES.

Salvo a este último, la Gremial defendió a todos los demás.
La primera defensa que tomamos fue la de Apud, a pedido de los «Familiares y Amigos de Luciano Arruga” y también de la APDH de Matanza, a quienes les agradecemos siempre la confianza que pusieron en nosotros y el acompañamiento constante.
Fue en diciembre del año pasado y cuatro meses después logramos su libertad.

Sin entrar en detalles (la causa está a disposición de quien la requiera), lo cierto es que iniciado nuestro trabajo nos encontramos con una importante carga de prueba de la Acusación Fiscal en contra de nuestra Defensa.
Aun así pudimos lograr en poco tiempo la libertad de Gabriel Apud.

También acá nos encontramos con esas simples miserias humanas que suelen aparecer y a la que estamos acostumbrados.
Y aparecieron acusaciones y calumnias que provienen de los mismos lugares que ponen a la Gremial como blanco de todo tipo de descalificaciones y suelen venir de profesionales que carecen de la más mínima idea del derecho.

Parece increíble pero hubo quienes nos criticaban por las gestiones para liberar a Gabriel y pedían que lo arriesguemos a un juicio con el gravísimo riesgo de una condena no excarcelable y, con certeza, después de un tiempo largo de instrucción y de espera para la realización del juicio oral.

Jamás la Gremial contestó uno solo de esos agravios que se dijeron hasta en actividades públicas.

Lo concreto es que, al poco tiempo, fueron detenidos los otros tres nombrados, junto a una de sus compañeras que luego fue liberada.
A pedido de un organismo de DDHH muy conocido y de su madre, asumimos la defensa de Pablo Droz.
Y, finalmente, Emir Acosta despidió a su defensa al adherir a los criterios de Defensa Penal de la Gremial ya públicamente conocidos. Y también por no acordar (junto a sus otros dos compañeros) con los riesgos que suponía aceptar seguir presos a la espera de un juicio ante un tribunal del cual (fuera el que fuera) no se podía esperar otra cosa que una decisión política semejante a la de los jueces que los tuvieron presos durante meses sin ningún otro sustento que su voluntad persecutoria.

Como dijimos, trabajamos en soledad y con nulo acompañamiento salvo los mencionados.

La acusación de un ataque con bombas molotov nada menos que al diario Clarín implicó una calificación inicial muy dura contra los imputados.
A pesar de todo esto, tuvimos que presenciar intentos supuestamente defensistas que pretendieron que los jueces aceptaran la curiosa teoría de que el ataque nocturno con molotovs se trató de «un escrache».
Y ahora, tras cinco meses de detención de los tres últimos, todos los presos fueron liberados.
Estos presos, anarquistas, son gente joven y nos alegramos mucho por ellos.
Para la Gremial fue un trabajo más de estricta solidaridad.
Siempre decimos que hacemos lo que podemos y en la medida de nuestras posibilidades; nunca le hemos impuesto a ninguno de nuestros defendidos nuestros puntos de vista defensistas y siempre hemos tratado de ser claros respecto de las distintas opciones y caminos y nos hemos sometido a las decisiones de los interesados y, cuando correspondió, de sus organizaciones.
Todos pueden dar testimonio de ello.
Y, una vez decididos esos caminos, esas estrategias de defensa, hemos puesto lo mejor de nosotros para llevarlas a los objetivos en cada caso.

Nuestro premio es la satisfacción de saber que, como en este caso, al final hay compañeros en la calle, nuevamente libres de seguir el camino que elijan.

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